blog del hincha

club deportivo muñiz - rayo rojo - los quemeros - blog seguidor de futbol no oficial del club .

viernes, 3 de junio de 2011

“Seguramente, mi sueño fue salir campeón con Muñiz, pero es como si corrieras una carrera de Fórmula 1 con un Fitito: de movida sabés que no vas a ganar y que hay que conformarse con llegar. O a veces ni siquiera eso”.

El Club Social Cultural y Deportivo Muñiz tiene setenta y ocho años de vida (nació el 9 de julio de 1932 en General Sarmiento, hoy San Miguel). En 1954, se anotó en los torneos de la Asociación del Futbol Argentino. Alguna vez, allá por la década del 80, supo ser un Mercedes Benz, o una Ferrari (queda a gusto del lector). Y llegó primero. En 1981 ganó un Reducido y subió a la Primera C. En la temporada 86/87 fue campeón en la D. Sin embargo, en las últimas dos décadas visitó seguido el taller mecánico: sufrió seis desafiliaciones temporales, las últimas tres, consecutivas. ¿Qué significa ser desafiliado? Cuando un equipo termina último en los promedios, desciende de categoría: de la A te vas a la B Nacional, de ahí a la B Metro, y así… ¿Y si te va mal en la D, qué sigue? Por ser el peor de los peores en la divisional más baja del fútbol argentino, y no tener dónde seguir compitiendo, el club queda suspendido por un año. Y eso es lo que le viene pasando a Muñiz, que desde el 2006 no consigue jugar dos temporadas seguidas.

Y a Luis González, el autor de la metáfora automovilística, le duele. No es para menos: fue el Alex Ferguson del Rayo rojo: lo dirigió durante 13 años (desde 1993 a 2006). Y una anécdota lo pinta de cuerpo entero: en su último partido como técnico, Muñiz ganaba 2-1; cuando faltaban dos minutos, el rival tenía una contra que iba a terminar en gol. “Entonces me metí en la cancha, agarré la pelota y me fui al vestuario. Como ganaron Riestra y Deportivo Paraguayo, igual quedamos desafiliados”. Y sí: en ese 2006, de 34 partidos sólo habían triunfado en uno. En el 2008, sobre 102 puntos, sumaron apenas 13. Y en este 2010, la cosecha llegó a 14, y se despidieron de la categoría a seis fechas del final (0,411 de promedio).

Con los diferentes exilios, la institución de la que Silvio Soldán es su socio vitalicio y su hincha más famoso no perdió su esencia: como lo indica su nombre, sigue siendo un club social, cultural y deportivo. Entrar a su sede cualquier día por la tarde es como estar en el patio de un colegio en pleno recreo: es un bullicio de voces infantiles. Allí se practican 27 disciplinas. El handball, el vóley, el patín artístico y las artes marciales son las preferidas del piberío. ¿Y el fútbol? Bien, gracias. Porque equipo que se queda un año sin jugar inevitablemente se desarma. “Siempre la intención fue seguir compitiendo en ligas locales para volver de la mejor manera, pero no podemos cortarle las piernas a nadie. Y si algunos logran fichar en otro equipo, tienen el pase a disposición”, se resigna Marcelo Markic, presidente desde el 2008. Y deja una cruda revelación: “si hay que ser sinceros, para nosotros la desafiliación fue un alivio”.

A la máxima autoridad del club (no hay Comisión Directiva ni Departamento de Fútbol) se le hacía cuesta arriba juntar los 6.000 pesos mensuales que requería salir a la cancha, entre el alquiler de un estadio -sin casa propia desde el 86, en el último año Muñiz adoptó la localía en Atlas y en Acassuso-, el operativo de seguridad y la ambulancia, los micros para jugar afuera y el refrigerio para los jugadores. Y la prohibición de asistir al público visitante en todos los partidos del Ascenso fue como hacerle un agujero en la billetera a un club que, con toda la furia, convoca a cien hinchas por partido. “Antes, enfrentar a Ituzaingó, Dock Sud o San Martín de Burzaco era una salvación: las 500 personas (igual a 500 entradas) que se acercaban nos redituaba una suma que alcanzaba para cubrir el presupuesto cada treinta días”, se agarra la cabeza Markic.

Entonces, la vuelta, ¿a qué costo? ¿Perdiendo los últimos dieciocho partidos? (en total, fueron veintiséis las derrotas) ¿Regalando los dos clásicos contra Juventud Unida? ¿Recibiendo de a tres, cuatro, cinco u ocho goles, como el 8-0 que le encajó Liniers?

Al final, siempre aparece un sponsor, allegados a la institución, o comerciantes de la zona, que aportan una mínima cantidad de dinero. Para la última temporada se logró armar un presupuesto de entre 15.000 y 20.000 pesos. Y la ilusión se puso en marcha de nuevo. Se contrataron jugadores de otros clubes (del campeón Midland, de Yupanqui, de Ferrocarril Urquiza, entre otros), pero como en lo futbolístico no se colmaron las expectativas y a los refuerzos nunca se les cumplió con la promesa de pago, la mayoría se alejó antes de alcanzar la decena de partidos. Al receso de verano, Muñiz llegó sin once futbolistas, un equipo entero. Y a lo largo de los treinta y cuatro partidos, utilizó cuarenta, con dos entrenadores diferentes: Fernando Ramos (dirigió veintidós fechas) y Luis de Miranda (perdió sus doce partidos). Al final, terminó completando la temporada con todos los clichés de un equipo del Ascenso en desgracia: números de la camiseta con cinta aisladora, pérdida de un partido por la mala inclusión de jugadores (contra Yupanqui) y acudiendo a juveniles de la Cuarta y la Quinta para juntar los 18.

Y doce meses después habrá que empezar otra vez de cero. Porque, actualmente, Muñiz no tiene equipo. Hay algún intento aislado de Matías Mancini y Javier Gómez, dos ex futbolistas que en el 2008 tuvieron un paso fugaz como dupla técnica, de mantener despierta la ilusión con los entrenamientos de la Cuarta División. Y así, contar con jugadores propios. Pero recién se estima para enero el comienzo del “operativo rearme”. Y ya no estará Juan Carlos Tobar, el Mudo, un lateral derecho incondicional que vistió la camiseta del Rayo durante diecinueve temporadas y se retiró este año.

Para que este entrar y salir no se vuelva una constante, hay clubes que optan por una especie de gerenciamiento. Ferrocarril Urquiza, otro abonado a las desafiliaciones -sufrió seis-, se asoció en 2009 con la Universidad Abierta Interamericana, pasó a llamarse UAI Urquiza y, en la misma temporada que debía engrosar su promedio para no desaparecer (compitió contra con Muñiz), logró el ascenso a la C. Atlas, otro ejemplo, revivió gracias a un reality show televisivo. También sucede que cuando esos capitales privados se van, a los equipos les cuesta mantenerse. Le pasa a Barracas Bolívar (ex Sportivo Barracas). Se mudó a la localidad bonaerense, subió a la C y en dos torneos peleó por ascender a la B. Pero los empresarios se fueron, el club volvió a la D y a la Capital Federal -de Bolívar usa sólo la cancha- y ahora está haciendo malabares para mantenerse, mano a mano contra un Puerto Nuevo que viene de quedar un año desafiliado. Es que a los clubes que “se van” de la D les guardan la plaza. Como la AFA tiene cerrado el cupo de afiliaciones directas, en la 2011/12 el Rayo reemplazará al equipo con peor promedio. Es automático. Sin necesidad de jugar ninguna clasificación. Cualquier club que aspira a jugar en el fútbol de la AFA debe inscribirse al Consejo Federal, ganar una liga regional y recorrer el camino de los torneos Argentino C, B y A, que lo depositará en la B Nacional, previa escala al Fútbol de Primera.




7 desafiliaciones

En 1964 se desafilió de la AFA, y volvió a competir en el 79. Luego, por ser el peor de la D, perdió su lugar en las temporadas 90/91, 94/95 2001/02, 2005/06, 2007/08 y 2009/10. Volverá en la 2011/12.

agradecimiento a revista un caño
www.revistauncanio.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario